Poemas espirales, como un juego de espejos de mundo y lenguaje, contrapunto y convergencias de lo personal y cósmico, es una tentativa poética de observación de nuestra presencia en el sitio y tiempo que habitamos.
Desde la gravitación de una inquietud contemporánea de nuestro ser, proyecta un viaje sobre el origen y las pautas del universo. La visión de una caída concéntrica, como imagen en movimiento en cuyas refracciones se tocan las órbitas de los sucesos históricos y cotidianos, con la certeza o la duda del ser y la nada, el aquí y algún afuera, lo real y lo posible, parece hallar en lo erótico personal un centro de atracción donde el hombre conserva su poder creador.
Las palabras, que se miran a sí mismas desde los giros del alfa y el omega, convergen al final en el sueño o espejismo de una espiral que trasluce la esperanza de un recomienzo.